La leyenda cuenta que la Atlántida era una isla
de grandes dimensiones, se podría considerar
un continente, según algunas hipotesis en el
Mediterráneo, en otras versiones en el Océano
Atlántico, fue destruída por un terremoto
o tsunami que inundó totalmente sus tierras dejándola
por siempre sumergida bajo las aguas y olvidada en el
pasado.
Sus habitantes poseían una tecnología
y cultura muy superior a la de los contemporáneos
de su época y fueron decisivos en los avances
de todas las culturas mundiales. Su ubicación
les permitía el acceso a culturas tan dispares
como la egipcia y la Maya y eran consumados viajeros,
dominando con sus barcos todos los mares y océanos
del planeta. La similitud entre estructuras arquitectónicas
como las piramides Mayas y Egipcias, o el parecido fonético
de algunas palabras en culturas separadas por aguas
y miles de kilómetros de distancia se deben según
los partidarios de la existencia de dicha isla o continente
y a la influencia que los Atlantes (nombre con el que
habitualmente se designa a los habitantes de la Atlántida)
gracias a su avanzada tecnología marcaron culturas
de todo el mundo.
Aspecto que tenía
según los relatos de Platón la ciudad
central de la Atlántida, todos los canales
eran navegables.
Nacimiento y
Caída de la Atlántida
La leyenda de la Atlántida parte de Platón
hacia el 350 a.C., el cual, en los diálogos Timeo
y Critias, cuenta la historia de una civilización
floreciente que vivía en una isla "más
allá de las columnas de Hércules"
(nombre antiguo del Estrecho de Gibraltar). Él
aseguraba basarse en el sabio griego Solón, que
200 años antes decía haber oído
en Egipto que una isla había sido destruida "al
oeste" como consecuencia de un gran cataclismo
que la sumergió en las aguas en tan solo unas
horas. En más o menos 20 páginas describe
esta floreciente cultura, sus ciudades y abundancias
y como debido a una afrenta a los dioses (eran adoradores
de Poseidón) fueron castigados y una serie de
cataclismos les sumergieron en las aguas.
Hasta aquí podría parecer la típica
historia moralista tan habitual en Mitología
griega, pero numerosos estudiosos a lo largo de la historia
han buscado su significado real pues en gran cantidad
de culturas existen mitos similares a los de la Atlátida
de Platón, según algunos de ellos existe
una especie de memoria histórica o componente
real en dicha historia y si bien la mayoría de
las hipotesis fueron desestimadas por falta de pruebas
o demostrada su invalidez, es cierto que de tratarse
de un leyenda fue de gran difusión en una edad
tan temprana del hombre que pervivió en diferentes
y dispares culturas.
Ubicación
de la Atlántida
La imagen romántica de una isla fabulosa tragada
por el mar, ha significado que su ubicación haya
sido buscada desde la época de Platón,
aunque nadie está seguro si existió realmente
muchos son los investigadores que la buscaron, una empresa
no del todo descabellada, pues al fin y al cabo también
la Troya de Homero se creía producto de la fantasía,
hasta que el arqueólogo Heinrich Schliemann la
descubrió en 1903. Las ubicaciones sugeridas
para la Atlántida, incluyen lugares diversos
a continuación enumeraré algunas de las
ubicaciones más nombradas:
En el
Mar Mediterráneo - Del relato
de Platón se deduce que la civilización
atlante debió florecer hace más de 12.000
años. Este dato no puede ser exacto en ningún
caso, puesto que en aquellos remotos tiempos todavía
no existía ninguna cultura evolucionada que trabajara
los metales, estuviera gobernada por reyes y dominara
los mares con sus barcos. En cuanto a la localización
del misterioso continente, el texto del filósofo
ateniense lo sitúa "más allá
de las Columnas de Hércules", y esto significaba,
según la concepción de la antigüedad,
al otro lado del estrecho de Gibraltar, es decir, en
el océano Atlántico. Pero atención,
recordemos que la fábula procede de los antiguos
egipcios y, para ellos, la isla perdida se llamaba Keftiu
(el nombre que tenían para Creta). La fuente
de información de Platón, el legislador
y estadista Solón, pensaba naturalmente en griego,
de modo que traduciría las indicaciones del sacerdote
egipcio a su propia lengua, pudiendo producirse por
esto algunos equívocos. Posiblemente los egipcios
tenían en mente un lugar totalmente diferente
al referido por Solón, ya que para esta civilización
confinada en el valle del Nilo, el mundo conocido terminaba
no ya en el Atlántico, sino en el mismo Mediterráneo.
La teoría que desde 1909 ha sumado más
adeptos afirma que la Atlántida fue Creta u otra
isla cercana, la de Santorini. Por consiguiente, la
civilización atlante se identificaría
con la minoica. Son muchos los datos que apoyan esta
tesis. Para los antiguos egipcios, Creta constituía
un lugar de interés a causa de su cercanía
y su fuerza, aunque resultaba casi inaccesible debido
a su ubicación en mitad del Mediterráneo.
Por otro lado, la decadencia y caída de esta
civilización encaja con el dramático final
descrito por Platón: hacia el año 1500
a.C. una tremenda erupción volcánica en
la isla de Thera (hoy llamada Santorini) originó
terremotos, tsunamis y lluvias de cenizas que acabaron
por dar el golpe de gracia a aquella cultura de la Edad
del Bronce, que ya había sufrido anteriores seísmos.
La fecha es lo único que no concuerda, pues recordemos
que, según Platón, la Atlántida
debió florecer alrededor de 12.000 años
atrás. Sin embargo, pudo ocurrir que el informador
egipcio de Solón se hubiera basado para sus cálculos
en uno de los calendarios lunares al uso en aquella
época, confundiendo al griego, quien habría
tomado los años lunares por solares. En tal caso,
la fecha referida por el sacerdote sería el año
1200 a.C. aproximadamente, lo cual coincide, admitiendo
un margen de tolerancia de dos o tres siglos, con la
explosión de Thera.
En cualquier caso, por bien
que suene esta hipótesis -desarrollada y defendida
sobre todo por los investigadores griegos Angelos Galanopoulos
y Spyridon Marinatos- también tiene sus puntos
débiles. Así, la clasificación
cronológica de los diferentes estilos cerámicos
de la isla de Santorini demuestra que esta cultura sobrevivió
al menos cincuenta años a la erupción
del volcán. La Atlántida no se hundió,
por tanto, en este lugar. Y menores son las posibilidades
de que se tratara de la cercana isla de Creta; Cnosos,
el centro de la cultura minoica, no se colapsó
hasta algunos siglos después de la erupción
del volcán y, como todos sabemos, la isla continúa
en su sitio.
La erupción volcánica de Santorín
en 1470 a. JC. sepultó la colonia minoica allí
establecida. Al derrumbarse el cono volcánico se
formaron acantilados y una bahía salpicada de islas.
Algunos atlantólogos han señalado que los
tonos rojos y negros de esos acantilados se corresponden
con los de los edificios descritos por Platón,
pudiendo ser este el origen de dicha confusión.
En el
Océano Atlántico - El
relato de Platón hablaba de una enorme isla "más
allá de las columnas de Hércules"
este dato hacia suponer que debía encontrarse
en el Océano Atlántico y durante siglos
investigadores del tema la situaron en dicho emplazamiento.
Dicha teoría fue totalmente rechazada en 1.950
cuando se demostró la tectónica de placas
y se comprobó que no existen ni existieron vestigios
de ningún continente sumergido.
Hasta que dicho teórico emplazamiento se demostró
que no era correcto, investigadores como Ignatius Donnelly,
quien publicó su libro Atlantis: The Antidiluvian
World en 1882, obra que conocería más
de cincuenta ediciones y que sirvió de punto
de partida para numerosas teorías posteriores.
Donnelly estudió los enigmas de distintas culturas
y elaboró a partir de tan misteriosos ingredientes
una hipótesis irresistible: la Atlántida
fue un continente entre Europa y América que
se sumergió y que incluso llegó a constituir
un puente terrestre entre ambos mundos.
Los principales datos que corroborarían su teoría
son los siguientes: la lengua de los aztecas posee asombrosas
semejanzas con la de los egipcios. (Esto no es exacto,
dicen los escépticos; el parecido procede de
una interpretación errónea de los signos
de la escritura azteca). Los egipcios no fueron los
únicos que construyeron pirámides; también
los antiguos pueblos centroamericanos levantaron este
tipo de estructuras, de modo que debió existir
algún contacto entre ellos. (Tonterías,
afirman los detractores de Donnelly; una forma geométrica
tan elemental puede inspirar a cualquier arquitecto
espontáneamente, sin que tenga que copiar de
nadie).
Donnelly no ofrecía
nuevas pruebas de la existencia de la Atlántida,
sino una síntesis tan brillante como persuasiva
de las ya existentes, echando mano de informaciones
procedentes de campos tan diversos como la arqueología,
la oceanografía, la filología, la geología,
la historia, la mitología, la etnología,
la zoología y la botánica para argumentar
la historia de Platón y con la intención
de demostrar que sin un continente que hubiera servido
de puente las coincidencias que proponía no hubiesen
podido darse.
Una de las ubicaciones de la Atlántida en el
Océano Atlántico.
La Atlántida
en América - Al ser descubierto
el nuevo continente surgió como es lógico
una nueva teoría, ¿Podría ser América
el continente descrito por Platón?, ¿era
posible que las tierras descubiertas por Cristobal Colon
fueran parte de la isla soñada?
La respuesta parecía ser no pues parecía
muy improbable con la tecnología de la época
que relataba Platón pudiesen realizarse viajes
en barco a tan larga distancia y más cuando se
describían flotas de 1200 barcos que conquistaban
allá por donde pasaban con sus tropas. Un dato
cuando menos curioso sobre esta teoría es el
siguiente:
En una sesión de trance realizada en 1933, el
vidente norteamericano Edgar Cayce describió
de una forma colorista y fantástica la vida en
aquella antigua civilización, prediciendo, además,
que una parte de ella sería encontrada en el
año 1968. Y en efecto, un año más
tarde de lo vaticinado se descubrieron en el fondo marino
frente a las Bahamas ciertas estructuras aparentemente
realizadas por la mano humana. La localización
de la Atlántida en esta zona ya había
sido propuesta por otros investigadores, que sin duda
se remitían a los datos aportados por el geógrafo
romano Marcelo, del primer siglo antes de nuestra era.
Según él, el continente perdido habría
estado integrado por siete islas pequeñas y tres
grandes, la mayor de ellas de 1.000 estadios de diámetro,
lo que equivale aproximadamente a 200 kilómetros.
¿Debemos, pues, buscar los restos de la Atlántida
en el Caribe? La mayor de las islas antillanas, La Española,
tiene un tamaño que coincide más o menos
con el calculado por el sabio Marcelo. Sin embargo,
estas especulaciones tienen muy poco que ver con la
descripción de Platón. Las formaciones
de piedra encontradas son según los expertos
tan solo una formación rocosa insólita
y no tienen nada que ver con la mano del hombre y aún
en el caso de ser estructuras arquitectónicas
creadas por el hombre parece muy poco probable que perteneciesen
a la Atlántida que relataba Platón y con
casi total seguridad serían parte de una cultura
megalítica aun desconocida.
Bloques submarinos de piedra que parecen restos de calzadas
y murallas ha inducido a suponer que la Atlátida
se encuentra junto a las costas de Bimini una de las Islas
Bahamas.
Conclusiones
La tectónica de placas no deja lugar a dudas,
no hay lugar para la Atlántida, ningún
continente o isla de dimensiones como las descritas
pudo haberse sumergido o inundado sin dejar pruebas
de ello. Por lo cual tenemos que pensar que de ser algo
mas que un mito deberíamos buscar la Atlántida
entre las tierras ya conocidas, probablemente una isla
mediterranea, alguna región europea que fuera
mal interpretada en los mapas o traducciones de textos
antiguos, otras hipotesis barajan la posibilidad de
que se tratara de las Azores e incluso en Suecia.
Aún así no deja de ser fascinante como
durante siglos se ha buscado un continente idílico
y existen tal cantidad de textos a lo largo de la historia
aportando pruebas de su existencia.